lunes, 21 de julio de 2008

Cumplimos 29 años de vida institucional

Apuntes para cuando se escriba la historia cultural de la provincia de los últimos tiempos.
Documento leído en la conmemoración del 20 aniversario de la fundación
1979 – 1999 y publicado en el Diario El Liberal.



“Nacimos en el tiempo más oscuro que vivió la Argentina y hoy, desde la distancia, creo que llegamos a ser un pequeño candil que iluminó los espíritus de mucha gente y permitió a varios de ellos sobrevivir en la tormenta. Como ese viejo farol en la entrada de la Rivadavia 33 de la Ciudad de La Banda, fue nuestro corazón: sencillo, humilde, rústico, artísticamente bello: con su luz no esplendorosa, sino cálida y acogedora.
Recuerdo que me instalé allí, gracias al apoyo de don Domingo Juárez , presidente de la Sociedad Cosmopolita en ese momento, y gran amigo de mis padres desde muchos años antes. Allí pintaba los cuadros de mi época post Tucumán, mientras mi amigo Héctor “Chia” Gómez, ponía en el viejo combinado discos de Pink Foyd y de Piazzolla

Hasta que un día, no sé cuál, llegaron hasta allí Aída Isaac de Castiñeiras y Negrita Giovanardi en la vieja estanciera de la Dirección de Cultura manejada por Romerito, para conocer a este bandeño que acababa de llegar del Departamento de Artes de la Universidad Nacional de Tucumán
.
Seguramente el dato les pasaron Adela y Nelly, o Nelly y Adela, no importa, porque siempre que uno menciona a Adela Llugdar asocia su nombre al de Nelly Orieta, o, siempre que uno menciona a Nelly Orieta , asocia el suyo al de Adela Llugdar. Y ellas decidieron, como emblemáticas mujeres de esa floreciente etapa de la liberación femenina, inaugurar ese espacio para la creación.

Hoy, después de veinte años, me pongo a pensar qué habrá pasado en la provincia y en el país, la noche de ese tercer sábado del mes de julio del ´79 cuando Aída decía las palabras inaugurales y Michi Aparicio se disponía a presentar la muestra de artistas plásticos santiagueños preparada para el evento.

¡ Cuáles habrán sido los nombres de las palomas arrojadas al mar, cuando el maestro Franklin Ponce demostraba porqué le decían “maestro” y Negrita se preparaba con Rubén Villa para deleitarnos con sus boleros y sus temas brasileros!

Recuerdo a Felipe Rojas y Alfonso Nassif y con ellos a toda la S.A.D.E: Melcy Ocampo, Betty Alba, Carlos Artayer, Rayito Bernasconi, Lisandro Amarilla, Carlos Figueroa, Mario Lescano y todos los demás.
Felipe cantando los temas imborrables que se fueron repitiendo en las noches de bohemia y Alfonso haciéndonos conocer “Digo, la mazamorra” y “Los ojos de los niños” , mucho antes de que Peteco y Horacio les pusieran música y las pusieran en labios de toda la gente.

Recuerdo a Michi dibujando con carbonilla sus ángeles norteños en las viejas paredes de la Rivadavia 33, mientras Vichy Castiñeira me sugería que pintara un cuadro que se llame “El día que la libertad muera en un pájaro” (ese cuadro todavía te lo debo, querido Vichy, porque tu sueño fue tan grande como esa imagen)

Recuerdo una figura humilde, casi con pretensión de pasar desapercibida esa fría noche de julio, y que después se convirtió en el alma del Atelier. Esa mujer se llamó Velva Barrionuevo y fue la más impresionante luchadora del arte que he conocido.

Para ella, era tan importante barrer el piso de ladrillo del Atelier, como establecer contacto con artistas de todo el país para organizar algo. Gracias a Velva pudimos exponer en la Capital Federal, Joshela Scrimini, Lía Rojas Paz y yo, y pudimos abrir la filial de “Poesía Abierta” en Santiago del Estero, llevando la poesía a los bares, caso inédito, desacralizando un poco la palabra cultura.

Porque si de algo estábamos seguros varios de los que fundamos El Atelier, era que la cultura no es sólo cosa de salones frívolos, trajes largos y rígidos actos solemnes, sino que también se puede luchar por ella con vaquero y zapatillas, desde cualquier lugar donde se defienda la alegría, porque nadie ha establecido que la cultura, necesariamente debe ser aburrida.

Así, ese lugar que comenzó siendo el atelier de un pintor, se convirtió la misma noche de su inauguración, en un espacio colectivo donde cada uno realizó su propia pincelada, en esa tela en blanco que nunca se termina de cubrir. En cada milímetro, en cada centímetro de esa tela, están las huellas digitales de todos los que pasaron.

En las primeras pinceladas redescubro a Nilda De Pablo, Rosita Barotto de D¨Cons, Nony Garay, Dudi Maza, Jorge Llugdar, Leonida González Del Real ( “Yuya”) Tito Santillán- entre otros – tratando de institucionalizar el trabajo cultural.

A Raúl Dargoltz y Silvia Sosa, abriendo en El Atelier la sucursal del Cine Club “Candilejas” y a Eduardo González Navarro, creando los primeros elencos de teatro de la institución. Recuerdo la figura inolvidable de don Salvador Ciappino, Director de Cultura Municipal de ese tiempo, que nos brindó su apoyo incondicional, y obtuvo el reconocimiento por su asistencia perfecta a los actos del atelier.

Y en cada momento, en cada pensamiento generador de proyectos y en el sublime límite de la concreción de esos proyectos, la presencia eterna de mis padres y tíos, al lado mío.

Recuerdo que los protagonistas de “la” cultura de ese entonces, nos encontrábamos en “Mi teatro”, el “Collegiums Artis” o en “Quichariy Puncu”, y a veces programamos tareas conjuntas.

Corrían los primeros años de la década del ´80 y algunos de esos protagonistas nos desdoblamos para luchar también, junto al pueblo, por de retorno de la democracia. Y cuando la conseguimos, pensamos que nuestra tarea había concluido. Que había llegado el momento de colocar las cosas en su lugar: el estado a cargo del fomento y la administración de la cultura y los artistas, en los cargos ejecutores.

Ya no había que comprar a escondidas la revista “Humor” y del mismo modo, meterse en un “Teatro Abierto”, símbolos de la cultura de la resistencia. Por eso cerramos El Atelier, seguros de que nuestro pequeño candil había servido para algo.

Pero pronto descubrimos que las cosas no estaban tan en su lugar como creímos. Que había espacios que no eran cubiertos y seguían vacíos por la dejadez oficial. Entonces decidimos despertar al atelier y colocar de nuevo la tela para pintar una nueva etapa. Esta vez, los pinceles estarían a cargo de Chiqui Blanco, Jorge Luján Gerez, Nony Garay, Charito Avila, Marta González, Coca Caballero, Marita Abdo, Pato Ailán, y Sapo Estanciero. Y el escenario, conducido por Lupo Soria, estaría engalanado por el apoyo desinteresado de Juan Saavedra, Pedro Navarrete, Doña Shalu, el Zoco Rosemberg entre tantas decenas de artistas amigos.

En esta nueva etapa llegaron algunas innovaciones: espectáculos multimedia, recitales de rock, el primer homenaje a John Lennon en la provincia, recital de Jazz y blues, perfomances, colonia de vacaciones para niños artísticas, corsos infantiles, incorporación a la institución como elenco estable “La Sociedad de los Actores Sueltos”, embajadas artísticas a otras provincias, etc. Pero la esencia de su luz siguió siendo la de un candil.

Y un candil en los ´90, época donde pareciera que, a decir del crítico italiano Bonito Oliva, “La vanguardia hoy es el mercado”, época de los megaespectáculos, de los grandes festivales, de los nuevos espacios conquistados para el arte en los Patios de los Supermercados, época de Fundaciones con poder económico que realizan lo que el Estado no hace (concursos, ediciones de libros, apoyo a todas las artes sin distinción) no deja de irradiar más que la luz de candil. Luz pequeña, cálida y acogedora, como cuando se encendió en ese tercer sábado de julio del ´79

Desde ese día, muchos han pasado por El Atelier Cultural: algunos se borraron al poco tiempo, otros aguantaron. Algunos se fueron porque no tenían tiempo para la dura tarea el delicioso encanto de trabajar por la cultura sin ganar un solo peso, o perdiendo plata. Otros se quedaron perdiendo un precioso tiempo para dedicárselo a sus familias y varias monedas para mantener ese humilde espacio de las artes. Los que llegaron con otros objetivos, se fueron solos, como llegaron, y sin que nadie los corriera. Unos pocos de la primera época todavía siguen, algunos que se sumaron en el camino, también.

Los nuevos, que son la mayoría de los que hoy integran El Atelier, son “los hijos de la utopía” y los responsables de custodiar esa casa de cristal que clama para que el hombre nunca pierda su capacidad de soñar y de volar.

Para que tenga la posibilidad, en medio de internet y la informática, de hacer volar de nuevo un barrilete hecho con papel de diario. Deseo chiquito, pero inmenso, en una época sin alma.

La creación del Atelier, coincide con la fecha de mi primera exposición individual en la provincia.
En lo que a mí respecta, y en la porción que me toca de su fundación, “El Atelier Cultural” es el mejor cuadro que he pintado hasta el momento...”


Angel Emilio Garay.-
Licenciado en Artes.
Presidente de El Atelier Cultural.

3 comentarios:

"AMA SÚA - AMA CKELLA - AMA LLULLA" (ni ladrón,ni vago, ni mentiroso) dijo...

Recibido Via Mail.-

MUY BUENO, NONY, TE FELICITO, A VOS Y A TODO EL EQUIPO, ES UN APORTE IMPORTANTE, EN EL ESPACIO DE DESARROLLAAR HERRAMIENTAS IMPORTANTES PARA LLEVAR ADELANTE, NUESTRAS UTOPIAS.SUERTE!

Orlando Ledesma (Chupo)

Anónimo dijo...

El Grupo Kakuy, presentará un adelanto de la obra "Diálogos Sócraticos". Los personajes de historieta de Marcelo Noriega, son llevados al lenguaje del teatro de la mano de Patricia Ailán. El elenco esta formado por Patricia Ailán (Dirección y actuación), Oscar Lescano (personaje) y Chino Blasco (Música e introducción). Colaboran en la escenografía Hugo Noriega y Daniel Ailán. Se abordarán temás sociales y culturales matizados siempre desde el humor y la sencillez a que nos invitan los personajes creados por Marcelo Noriega. EN esta ocasión disfrutaremos de su presentación pública y un adelanto de la obra "Diálogos Socráticos" próxima a estrenarse.

JorgEmir dijo...

Hola a toda la gente del Atelier,mis felicitaciones por el blog, me trajo recuerdos vividos en épocas de mi juventud y como integrante del Atelier. Espero serles útil colaborando con fotografías que guardo en mi archivo.
Un fuerte abrazo.
Jorge Emir Llugdar